Al preparar la mochila para hacer el Camino de Santiago es fundamental llevar solo lo necesario y minimizar el peso. Todo lo que sea accesorio puede encontrarse en tiendas y farmacias a lo largo del trayecto.
Elementos imprescindibles
- La mochila: equilibrio entre capacidad y peso: Debe tener una capacidad entre 30 y 45 litros, ser anatómica y con ajuste de altura para mayor comodidad.
Escoger bien la mochila es tan crucial como elegir el calzado. Su capacidad, medida en litros, determinará cuánto peso se termina llevando.
Generalmente, cuanto más grande es la mochila, más cosas se tiende a cargar, por lo que conviene optar por una de tamaño medio y de peso ligero.
[ Saber + ] - Saco de dormir: el confort térmico importa: Ligero y compacto. Si se duerme en albergues, es imprescindible. En verano, un saco sábana puede ser suficiente.
Si se duerme en albergues, un saco de dormir es imprescindible.
No todos los modelos en el mercado son adecuados para el Camino de Santiago, ya que muchos están diseñados para camping o montañismo.
En verano, basta con uno de +15 grados de confort, que puede pesar unos 700 gramos. Para otoño e invierno, se recomienda uno de +10 o +5 grados, sin superar el kilo de peso.
[ Saber + ] - Cantimplora: Puede ser una de montaña o una botella de plástico resistente de al menos un litro.
- Bastones o bordón: Son de gran ayuda para mantener el ritmo y dar estabilidad en las subidas y bajadas.
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Calzado adecuado
- Para caminar: Se recomiendan zapatillas de senderismo de caña baja o media, cómodas, ligeras y ya adaptadas al pie para evitar rozaduras.
- Para el descanso y la ducha: Sandalias tipo crocs o chanclas, preferiblemente de secado rápido y confortables.
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Ropa recomendada
- Camisetas:
- Una o dos camisetas técnicas transpirables para caminar (en verano, una suele ser suficiente).
- Una camiseta o camisa para el descanso.
- Pantalones:
- Uno para caminar y otro para descansar. Pueden ser largos, cortos o modulares según la estación.
- Ropa interior:
- Dos mudas cómodas que minimicen el riesgo de rozaduras. La ropa interior técnica para running es una buena opción.
- Calcetines sin costuras, dos o tres pares como máximo.
- Protección para la cabeza: Sombrero o gorra con visera para el sol.
- Para el frío y viento:
- Un forro polar ligero, sin importar la estación.
- Gorro, bufanda o braga para el cuello y guantes finos.
- Para la lluvia:
- Poncho impermeable que cubra la mochila o, en su defecto, ropa impermeable con funda para la mochila.
- Paraguas pequeño y ligero (opcional, ya que puede ser incómodo con viento).
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Higiene y salud
- Artículos de aseo personal:
- En formato pequeño para reducir peso.
- Jabón líquido multiuso para el cuerpo, cabello y ropa.
- Pañuelos de papel y papel higiénico.
- Toalla de microfibra, ligera y de secado rápido.
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- Protección solar: Crema de alta protección para evitar quemaduras.
- Botiquín básico:
- Tiritas, esparadrapo y gasas.
- Tijeras, pinzas y agujas hipodérmicas.
- Antiséptico (Betadine) y analgésicos (Paracetamol, Aspirina).
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Documentación y dinero
- Credencial del peregrino.
- DNI o pasaporte.
- Tarjeta sanitaria o equivalente.
- Dinero en efectivo.
- Tarjeta de crédito o débito.
Accesorios prácticos
- Navaja multiusos: Pequeña y ligera para cualquier imprevisto.
- Bolsa de tela: Para compras y reducir el uso de plástico.
- Linterna: Mejor si es de tipo frontal, aunque la linterna del teléfono móvil puede servir, para usar tanto en los albergues como si iniciamos la etapa antes de la salida del sol.
- Teléfono móvil: Se recomienda llevarlo en silencio en los albergues por la noche para evitar molestias a otros peregrinos.
- Pinzas para tender e imperdibles:
- Facilitan el secado de la ropa, permitiendo colgarla en la mochila si no ha secado del todo.
- Barritas energéticas:
- Muy útiles para prevenir el cansancio, sí como en rutas con menos servicios disponibles.
- Bolsas de plástico:
- Para organizar el contenido de la mochila y protegerlo de la lluvia.
- Funda de almohada:
- Recomendable para quienes duermen en albergues.
Calzado: la clave para evitar lesiones
El calzado es el elemento más importante en un viaje a pie.
Las botas de trekking son ideales: ligeras, impermeables y de caña alta para proteger el tobillo.
También es esencial llevar un calzado cómodo para descansar al finalizar la etapa.
→ Saber más sobre el calzado para el Camino de Santiago
Vestimenta adaptada a cada clima
Lo ideal es llevar dos mudas para caminar y una para después de la ducha.
En verano, las camisetas técnicas transpirables son preferibles a las de algodón, ya que no retienen la humedad.
En invierno, es esencial llevar ropa de abrigo, y en verano no debe faltar un forro polar ligero.
Para la lluvia, la opción más práctica es una capa impermeable (poncho) que también cubra la mochila.
→ Saber más sobre la ropa para hacer el Camino de Santiago
Bastón de senderismo o bordón: el dilema del peregrino
El bordón es uno de los símbolos más tradicionales del peregrino, además de ser un excelente apoyo en el Camino.
Más allá de si es más auténtico llevar bordón o bastones de senderismo telescópicos —muchos peregrinos prefieren el clásico bastón de madera, más robusto y simbólico— pensamos que no se trata tanto de la “autenticidad” (discutible, por otra parte), sino de la comodidad y seguridad al caminar, por lo que cada peregrino debe elegir la opción que le parezca más adecuada al nivel de exigencia de la ruta que vaya a realizar y a su condición física.
No obstante, los más expertos en largas caminatas por campos y/o montes coinciden en señalar la mayor eficiencia de los bastones telescópicos frente a otras alternativas.
Extras y botiquín básico
Algunos accesorios adicionales pueden marcar la diferencia en la comodidad del viaje: una linterna frontal para moverse en los albergues, una funda de cojín por razones higiénicas, detergente para lavar la ropa y tapones para los oídos para aquellos sensibles al ruido.
Como complemento, un reloj con alarma, dinero en efectivo y una tarjeta de crédito ayudarán a resolver cualquier imprevisto en la ruta.